GUERRA DE FE

MARCA. Descubro en el blog de La Dinamo un escalofriante documento publicitario. Telecinco se alía a las marcas, a las que equipara con “identidad”, “diversidad”, “color” y “libertad”. Si el primer término nos retrotrae a un entorno filosófico en el que nuestro yo más profundo está en juego, el último evoca ese regusto épico y militar con el que la era Bush cimentó algunas de las metáforas más sarcásticas de nuestra prensa moderna. Por su parte “diversidad” y “color” recuerdan en un primer momento a aquellas campañas multirraciales con las que Luciano Benetton decoró los noventa, para luego darnos cuenta de que somos unos frívolos y de que en realidad hablamos de algo más importante: la tolerancia. Grandes palabras, elegidas con la precisión de un número de Pantone, para zarandearnos frente a la crisis.

SLOGAN. Sólo conseguiremos la libertad duradera si seguimos consumiendo marcas. Pobre de aquel que reniegue de ellas, porque él será el culpable de que vivamos en un mundo blanco, homogéneo, dictatorial.

POSICIONAMIENTO. ¿Acaso no son marcas las marcas blancas? Cuando las compramos, nos sentimos más astutos, más independiente, casi rebeldes. Y es que el poder de decir no a las multinacionales del mundo entero es sexy y está en nuestras manos. ¿Qué es una marca? Una intención de personalidad. Un deseo de ser reconocido. Quiero ser de color azul Barclays, quiero hacer pop y no hacer stop, quiero tener, al fin, sensación de vivir. Ser una marca es hacer que la gente pague por sentir. O sea: el oficio más viejo del mundo.

coca-cola

SPOT. El spot de Telecinco acaba con un plano a la Blade Runner en el que miles de coches recuperan su velocidad frenética y corren hacia la salvación del progreso. El día se comprime en décimas de segundo y la noche cae. La luz eléctrica ilumina nuestra agitada conciencia. Gracias a las marcas, volvemos a ser aquellos que fuimos. Quién sabe si mañana Mercadona volverá a hacer product placement periodístico y a comunicar en inocente nota de prensa que baja otra vez sus márgenes para abaratar aun más su oferta. ¿Cómo resistirnos ante un GRP tan deliciosamente subliminal, absorbido por nuestro cerebro con la eficacia de la mejor hidratante?

ETIQUETA. Tantos cantos de sirena nos aturden. Nuestros bolsillos ya no saben dónde gastar y además este carrito se me gira todo el rato a la derecha. Es la guerra de los mundos, pero Orson Wells no está aquí para decirnos que todo era falso y que nuestra identidad no está en peligro. Sí lo está, queridos amigos, y es que si la etiqueta que llevas en tu pantalón no significa nada, ¿cómo sabrás quién eres? Yo, por si acaso, me voy a tatuar un código de barras en la nuca. Por lo que pueda pasar.

carrito1